Tuesday, March 24, 2009

TODOS SANTOS EN COYOLILLO


(ÚILTIMA PARTE)
Por Fernando Winfield Capitaine


La festividad del Todos Santos se inscribe en el marco de las sociedades agrarias mexicanas. En la medida que se abandonan los patrones rurales y se ingresan en los urbanos, la celebración va perdiendo sus características originales.
En la comunidad de El Coyolillo, municipio de Actopan, se han venido sucediendo cambios en su estructura, modificando algunas de las características de la fiesta.
El patrón que continúa es el de ofrecer platillos especiales, en una obsesión por demostrar al visitante que no hay crisis alimentaria. El mole de guajolote, el dulce de calabaza, los tamales, componen el aspecto esencial de las ofrendas y lo que se invita a comer a los visitantes.
El altar doméstico lo componen las pequeñas canastas elaboradas en papel, conteniendo dulces en su interior y que son la delicia de los niños.
Actualmente la población masculina migra a los Estados Unidos en demanda de trabajo por lo que la comunidad ha visto disminuido su número. Durante muchos años el trabajo dependía del corte de la caña de azúcar en el área de influencia de los ingenios de la región. La mano de obra local se ocupaba del corte de la caña de azúcar en los campos de los ingenios de La Gloria, La Concepción y, cuando funcionó, Almolonga hasta la época de Manuel Parra.
Subyace en la fiesta el ritual de la cosecha u Ochpanichtli, herencia de Mesoamérica y bien descrita por los cronistas del siglo XVI entre los aztecas. Específicamente, el de la cosecha del maíz.
Si bien la explotación del mango prevalece en los terrenos de la comunidad, todavía pequeñas porciones de terreno son dedicados al cultivo del maíz y la calabaza.
Son dos las celebraciones que continúan en El Coyolillo: El Carnaval y el Todos Santos, guardando estos todavía componentes rurales que se niegan a desaparecer.

1 comment:

Unknown said...

Hola, ocupo el e mail del señor Fernando Winfield Capitaine