LOS MAYAS. Introducción
Fernando Winfield Capitaine
El área que ocuparon los antiguos mayas comprende un extenso territorio que partiendo de Tabasco, las selvas de Chiapas, Belice, Guatemala y Honduras, termina en el periodo post clásico e histórico hasta la península de Yucatán y Campeche.
En el gran tramo histórico de su vida como alta civilización, se desarrollan varios tipos arquitectónicos, hay influencia de Teotihuacán, se emplean sistemas de numeración, calendario y escritura.
Dice Aveni que en ninguna parte las cualidades de civilización avanzada y los logros intelectuales fueron más admirables que en la tierra de los mayas. La increíble arquitectura de Tikal, la delicada escultura de Copán y el exquisito trabajo en estuco de Palenque no son superados por nadie en América, y rivalizan con los del Viejo Mundo.
Una combinación de circunstancias, entre ellas la mala administración, una revolución popular y posiblemente un cambio de clima, condujeron a una rápida decadencia de la cultura del Clásico, a fines del siglo X d. C. Se deja de utilizar el procedimiento de la Cuenta Larga en las inscripciones mayas como un hecho de que termina toda una época de esplendor.
Los frailes destruyeron todos los libros por considerarlos fuentes inagotables de la idolatría. El primer obispo, Diego de Landa, presidió la gran quema de libros antiguos en la ciudad de Maní; refiriéndose a la destrucción, expresó:
"Hallámosles gran número de libros de estas sus letras y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición ni falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena".
El cronista de Indias José de Acosta también se refirió a los libros mayas y a lo que ocurrió con ellos:
"En la provincia de Yucatán, donde es el Obispado que llaman de Honduras, había unos libros de hojas a su modo, encuadernados o plegados, en que tenían los indios sabios la distribución de sus tiempos, y conocimiento de plantas y animales, y otras cosas naturales, y sus antiguallas, cosa de grande curiosidad y diligencia. Parecióle a un doctrinero que todo aquello debía de ser hechizos y arte mágica. Y porfió que se habían de quemar, y quemáronse aquellos libros, lo cual sintieron después no sólo los indios sino españoles curiosos, que deseaban saber secretos de aquella tierra".
Arrepentido posteriormente, Diego de Landa trató de rescatar de la memoria de los indígenas todo cuanto se refiriera a su pasada civilización. A Fray Diego de Landa se debe la notación fonética del alfabeto maya que posteriormente cayó en desuso para volver a ser utilizada como una clave para el desciframiento de la escritura.